lunes, 3 de diciembre de 2012

257. CLINT EASTWOOD Y LA PV



La última película que he visto se titula GOLPE DE EFECTO. Producida y protagonizada por Clint Eastwood es una nueva entrega del genial director, productor y actor.

Por mi parte, os diré que si en los créditos de una película aparece C. Eastwood me paro a informarme bien y enciendo el deseo de conocerla.

GOLPE DE EFECTO cuenta una historia repetida en el cine norteamericano: un ojeador de jugadores fuera de serie para un equipo en particular. Pero en otras películas los protagonistas han sido el jugador o el equipo, los amores del jugador y sus fracasos sentimentales o en turbio negocio en el deporte-espectáculo, etc. Aquí, no.

Es la historia de un ojeador a punto de jubilarse por los límites físicos que tiene dada su edad (en este sentido rezuma la peli una autenticidad inequívoca porque el mismo protagonista está pasando por esos mismos lados). Pero también son protagonistas los jóvenes: la hija del protagonista y un cazatalentos jovenzano; también los opositores al viejo ojeador; también los corifeos: el grupo de amigos mayores y compañeros de la competencia.

Pero, en verdad la historia consiste en demostrar que el hombre mayor tiene más recursos por su experiencia acrisolada que por los medios técnicos o métodos que utilice: ahí está el golpe de efecto.

Aquí la confrontación es sangrienta: un técnico del equipo utiliza las estadísticas, y los formularios en internet para descubrir al jugador genial, que claro, dará mucho dinero a la sociedad deportiva (¡qué cortas miras!). El sabio hace funcionar a los jugadores porque les apoya en el plano humano: critica a los jerifaltes que abusan del esfuerzo de los jugadores produciéndoles un desgaste tal que les aparta del deporte; saca adelante un buen jugador perdido en California y alejado, demasiado, de sus padres,...

Pensé en la pastoral vocacional (PV) porque el ojeador deportivo es mismamente lo que llamamos agente de pastoral vocacional en la Iglesia. Y... cuántos errores. Siempre pensé que las congregaciones o las diócesis que encargan de la PV a gente joven (25-35 años) no está acertada porque sabe más el diablo por viejo que por diablo. Aunque también hay gente mayor que no vale para estas cosas.

O sea que los sacerdotes mayores tienen un quehacer. Que los ojeadores mayores tienen un sexto sentido que no lo poseen los más jóvenes y que, por ultimo, el rendimiento de una persona o un sacerdote se consigue por la cercanía, la comprensión y la verdad.

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