El P.
Mauricio Luchini es un sacerdote brasileño de la diócesis de Santa Ana en São
Paulo. Lo conocí hacia 1982, era seminarista, cuando el equipo de IVMA fuimos
varios años a São Paulo, justamente a la vicaría de santa Ana de la mano de
Mons. Joel I. Catapán, ya fallecido.
Fue
una experiencia hermosa que me marcó: trabajar en la formación de agentes de pastoral
vocacional en aquella Iglesia de Brasil. Este año Mauricio cumple VEINTICINCO
AÑOS de ordenación sacerdotal, ¡FELICIDADES!
Ha
escrito una carta a los amigos y conocidos y entresaco algunos párrafos
(perdonadme si no acierto con la mejor tradición del portugués).
Una cosa es cierta, la palabra crecimiento me ayuda definir estos años. Cerca ya de los 50 veo la
vida como un proceso continuo de
crecimiento. Crecí, y aún ahora sigo creciendo.
Crezco porque estoy vivo, porque me alero y sufro, porque supero obstáculos y ¡vivo
milagros diarios!
Otra palabra importante es salvación. Desde pequeño, mucho antes del sacerdocio, fui salvado
por la Iglesia en todo. Estoy agradecido a mi parroquia de santa Zita que me
recibió a los ocho años en el grupo de los monaguillos. La Iglesia me ayudó a
conocer en profundidad a mi Salvador, Jesucristo, y por eso estoy infinitamente
agradecido a ella.
Releyendo estas letras noto que utilicé muchas veces la
palabra gratitud. Sí, Estoy
agradecido a todo y a todos. Por todo lo que viví y por lo que me queda por
vivir. Esta experiencia está en el centro de mi servicio ministerial al pueblo
de Dios. Te habrás dado cuenta de que lo que quiero realmente es hacer una
ofrenda de gratitud al Padre que además de llamarme a ser su hijo me ha
entregado continuamente regalos de amor.
¿Qué os parece? ¡Tremendo sacerdote. Os pido una
oración de gratitud al Señor por el P. Mauricio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario