Guadalupe
y Ovidio son un matrimonio mayorcete de Gamonal. Me acogieron como hijo en los
años que estuve allí. Me quieren y les quiero. Ovidio fue el que se encargaba
del PATIO HABITADO. Con deciros esto ya comprendéis lo que son para mí.
Una de
las comidas familiares más sabrosas que he disfrutado es con ellos. Guadalupe
es una gran cocinera (Ovidio es exigente) y un plato excepcional es el gazpacho
que ellos hacen. A ver si os lo puedo transmitir.
Se necesita
una cazuela de barro, de fondo cóncavo, no plano.
Se
comienza a restregar el ajo al fondo de la cazuela, frotando, frotando, hasta
que se desgasta y se tiran las sobras.
En ese
momento media cucharado de café de buen pimentón de la Vera. No he conseguido
saber si el ajo lo frota con el pimentón o no. Es cuestión de probar. En esta
operación está el secreto.
Después
Guadalupe añade tomate y pepino. Pero aquí viene lo bueno, añade uvas y melón...
¡¡¡ EXQUISITO ¡!! en abundancia, Por supuesto, falta la sal, poca, la vinagre,
poca, y el aceite, un buen chorreón. Se pone el agua fresquita y se mete en la
nevera para que sea refrescante de verdad a la hora de comer.
¡Cómo
me han regalado estos años con este plato sabrosísimo. Como ahora ando en
Pulgar, ya me han dicho: ¡Tiene que venir
a comer el gazpacho! Por supuesto.
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