lunes, 11 de julio de 2011

200. VOCACIÓN PSIQUIATRA




Ya se sabe que los médicos de locos o loqueros, han tenido fama de brujos o algo así. El caso que es que todavía hoy entre la gente hablar del psiquiatra es tabú (¡Niño, de eso no se habla!). Si se menciona el caso es con ganas de denigrar aunque sea con visos de compasión a algún familiar o vecina. En fin.

Pero eso no es así. Baste ver la labor humanizadora de los hermanos de san Juan de Dios y de las hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Ciempozuelos con los equipos de psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales y otros muchos en la atención a enfermos y enfermas mentales.

Conozco a varios psiquiatras. Ellos dicen que quieras o no los curas y los psiquiatras tenemos el mismo terreno de operación, el alma humana, y eso hace que me haya encontrado en la vida con un buen grupo de ellos aquí en España y en Latinoamérica . Hemos hecho buenas migas.

Hace un par de semanas me encontré con dos testimonios de psiquiatras en los que más allá de su profesionalidad reconocen que hay una dedicación, un sentido profundo y un gusto por el trabajo qe va más allá de reglamentaciones y horarios. Reconocen que lo suyo es vocacional, ¡qué maravilla!

Uno de ellos es Cristóbal Sancho San Román. Apareció en la TV regional en un homenaje que le hacían en la ciudad de Toledo a sus ochenta años. Copio dos frases de sus declaraciones:

- La psiquiatría es la profesión más humanista.
- El arte es necesario en esta profesión. Después de las preocupaciones por si un paciente sale adelante o, simplemente, le aliviamos un poco, es necesario llegar a un lugar tranquilo y sólido donde asentarse.

Otro de ellos es Benito J. Peral. Trabajó muchos años en el hospital de Ciempozuelos. Aprecia los poemas que voy escribiendo y me anima más allá de lo que yo quisiera.

El otro día me escribió:

La Psiquiatría es una disciplina maravillosa cuando uno la lleva a cabo teniendo en cuenta que no enferma un cerebro, sino una persona; cuando uno tiene claro que establece una relación de ayuda entre alguien que sufre y otro alguien capaz de mitigar ese sufrimiento; cuando uno asume como médico, que puede "curar" a los pacientes pocas veces, puede "mejorarlos" muchas veces, y, puede consolarlos "siempre"; cuando uno es capaz de ver en el enfermo al "Cristo" que sufre. Gracias a Dios que me dio esta bendita profesión.

Ya veis qué buenos amigos tengo. Por cierto, con esta entrega son doscientas las veces que os he escrito alguna cosa a lo largo de estos años, ¡Gracias por vuestra atención! Un abrazo.

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