domingo, 13 de marzo de 2011

184. SARDINADA


Son las diez de la noche del domingo que se termina lentamente. Esta casa parroquial, mi casa, pero es un decir, ha entrado en la calma, esa tan especial que precede al sueño.

Estoy feliz. Le doy gracias a Dios porque la soledad, el autoconocimiento y la fe me han empujado a dejar de lado muchas alternativas. Y me he quedado con las siguientes (no son virtud, es que al final no sé hacer otra cosa): cariño, comprensión y respeto, ternura, perdón, poesía, esperanza de vivir y vivir.

Ha sido una semana completa. El domingo pasado, SOLDADESCA en Gamonal, después de rezar por los difuntos con mis gentes en la plaza de las tres cruces, me fui a dormir a Yébenes. A las 8:30 del lunes estaba en Ciudad Real rezando en la capilla del seminario. Y comenzamos un curso-taller sobre LA COMUNICACIÓN con los seminaristas mayores.

El miércoles me levanté temprano y marché para El Casar, allí a las 11:30 nos reunimos un buen grupo de mayores en la residencia de la tercera edad y con la gente del pueblo y celebramos la ceniza. En la tarde, celebración con los pequeños a las cinco y celebración de inicio de la cuaresma a las 7 con mi gente.

El jueves, retiro de sacerdotes en Serradilla, está a hora y media de Gamonal. Es un santuario metido entre los montes de encinas de Extremadura en el norte de Cáceres. Y convoca a la gente una imagen del CRISTO DE LA VICTORIA. Una imagen desgarradora y hermosísima que conmueve a quien se acerca a aquel lugar.

El viernes, me levanté temprano y fui al seminario de Cáceres. La semana pasada os conté de que se trataba.

El sábado cumplía cuarenta y nueve años el sacerdote el compañero de Velada y fui a tomar un cafesito con él, le llevé un par de botellas de vino de misa. Por la tarde cine familiar. Una quincena de mamás y otra quincena de pequeños para ver y comentar la película: Monster House.

El domingo, la celebración de la misa que disfruto un montón. Por la tarde encuentro de catequistas del arciprestazgo en la casa de las franciscanas alcantarinas en Arenas de san Pedro.

Y... aquí estoy. En resumen:

Con los jóvenes seminaristas de Ciudad Real en la noche del martes de carnaval tremenda sardinada regada con buen vino manchego. En la celebración de El CASAR, la abuela Paula que está ciega y sorda, me coge siempre las manos y las besa y las huele. Y me dice con la carita llena de sonrisas: ¡Es el cura! En el seminario de Cáceres he podido ver la primera edición de la Biblia en castellano, ¡una joya! En la película del sábado pregunté a los niños: ¿qué mensaje te ha dejado la película? Y una niña dijo con su voz clarita: ¡Que los mayores no nos creen a los niños! En el encuentro de catequistas, cuatro compañeros sacerdotes y veinte catequistas de cinco de nuestros pueblos, ¡una maravilla!

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