domingo, 26 de abril de 2015

338. CONFIANZA EN SÍ


Dice Shakespeare que el principal enemigo del ser humano es la confianza en sí (excesiva, claro).

Hace semanas han ocurrido dos hechos que lo ponen de manifiesto.

Por una parte, el caso de unos espeleólogos que salieron en grupo a pasar una semana en una zona montañosa. Eran una asociación. Cuando llevaban unos días parte del grupo, tres personas, propusieron y decidieron irse por su cuenta a investigar unas grutas. Me he preguntado a veces qué pasó en el grupo. Si algunos de los miembros les apoyaron o por el contario, rechazaron la propuesta. El caso es que dos de ellos murieron en una sima difícil y complicada. ¿Hubo excesiva confianza en sí mismos?

Otro caso. Hace unas semanas también en la costa cantábrica, un señor fue a los percebes. Era un día complicado en el mar y algunas personas que le vieron le advirtieron. Como tardaba en volver fueron a avisar a su esposa la cual les dijo que perdieran cuidado, que el percebeiro conocía la zona “como la palma de su mano”. A los pocos días fue encontrado ahogado. ¿Hubo excesiva confianza en sí?

La excesiva confianza en sí mimo traspasa los límites de la razón. Se acometen empresas que el sentido común niega. Traspasa los límites de la libertad personal, haciendo caso omiso a los consejos de quienes nos quieren. Traspasan, sobre todo, los límites de la salud mental, porque forzamos nuestra vida empujados por fantasías, no por razones.

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