domingo, 12 de octubre de 2014

319. EL CAMIÓN Y EL PERRO


ë Venía de Toledo y al dejar atrás Layos, quedé detrás de un camión con un tremendo volquete.

Íbamos despacio y el camión dio intermitente a la izquierda. Se apartaba y no veía lo que venía y me pareció una maniobra extraña. Pero enseguida descubrí lo que era. Un perro canela, con la boca abierta, la lengua fuera, el rabo entre las piernas y avanzando por el arcén. Parecía que regresaba a casa con ansia.

Me pareció un gesto plenamente humano el cuidado que el camionero tuvo en no atropellar ni asustar al perro perdido.

ë Un día de esta otoñada, volvía de Toledo. La carretera cruza el pueblo y con las lluvias se forma charco junto al badén frente a la ermita. Eran las dos de la tarde y el tiempo se había templado. Seguro que el charco grandote se había calentado y el agua hasta estaba agradable. Dos pardales se bañaban como dos niños pequeños que chapotean en su piscina de goma.

En medio del asfalto la canción de la vida: el aseo dos gorriones.

ë No sé si algún año os lo he contado. Es que me conmueven las moscas de octubre. ¡Pobres! Uno en su humanidad, somos animales más complejos, se da cuenta que están en su último día de vida. A poco que te descuidas entran en la casa y son un poco tormentosas porque no te dejan en paz. Claro, se acercan al animal que les da calor.

Este año de nuevo las moscas a mi alrededor. Alguno de los lectores me dirá: pues dales un manotazo y se acabó. Pero no, no les doy un manotazo, aguanto su pesadez uniéndome a su pequeña vida animal apenas de unos meses, cuando están con el vuelo pesado y el instinto casi, casi, perdido.

---

Y es que las cosas que pasan a nuestro alrededor son importantes. Más aquellas pequeñas cosas que consideramos inútiles. Pero nos recuerdan la belleza de lo esencial: el cuidado del camionero, el aseo o la agonía de la mosca en otoño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bonito... nos ha encantado... un abrazo fuerte... :)