domingo, 5 de julio de 2015

344. EL DIOS CERCANO


En la piscina casi todos habían marchado. Quedaba la pandilla de 10 años que como todo el mundo sabe comen poco y no se cansan nunca.

En el centro estaba el papá y la hija, una joven de unos treinta años con capacidades diferentes en el habla, en la  movilidad,… Ella disfrutaba saltando y el papá la sostenía ipor detrás para que ella pudiera ver al frente y se mantuviese erguida. Ella se cansaba del juego y tendía a marchar hacia donde estaba la mamá. El papá la sujetaba un poco para que estuviera en la piscina todo el tiempo posible porque eso le hacía mucho bien.

Por fin salieron, la mamá les esperaba al borde con la toalla. Quizá ella ya no podía hacerse con el peso de la joven. Vino una hermana y los cuatro se dispusieron a hacer unos cuantos ejercicios de estiramiento de la columna.

La gente que los conoce y los quiere, me dicen: Esos padres son unos luchadores.

Creo que así es Dios y así se nos manifiesta en Jesucristo. Es un Dios cercano que nos enseña a caminar y como a veces tenemos dificultades nos sujeta casi sin darnos cuenta para seamos nosotros los que echemos el paso y nos afiancemos en el reto de vivir.

Él cuida nuestros pasos vacilantes y nos espera con la toalla no vayamos a resfriarnos. Él es esa mamá que no pierde detalle de lo que pasa en la piscina con su marido y su hija.

Es el Dios cercano de Jesús que envió a si Hijo para que encarnándose pudiera aprender él nuestras pobres y pequeñas rutinas y así encaminarnos en una vida esperanza y gozo.

Cuando les veía brotaba de mi corazón el sentimiento de adoración porque tenía la certeza de estar muy cerca de Dios.

Aquí os dejo con un poema de estos días.

CENIZA

El viento de altura ha bebido ceniza
y ha dejado polvorientas las montañas.

¿Dónde están los filos de los colmillos?
¿Dónde los rayones verdes
por los que se despeña el agua?

Los garabatos de la nieve han perdido la sorpresa
y al nevero anciano le queda su barba larga y sucia.

Más arriba se alza un picacho
que se ha comido un golpe de sol
y se ha vuelto arrogante.

Abajo en la tarde del valle
el pequeño pensante peregrino

hace ofrenda de su querencia y su querer.

No hay comentarios: