sábado, 9 de mayo de 2015

339. HAIKU


Así descubrí el haiku. Fui en diciembre a Cardeña. Al llegar a La Pedriza los picos aserrados oscuros entre la nieve y la niebla me dejaron extasiado. Pero no podía construir un poema de memoria, como otras veces, porque la mente estaba acorchada y la memoria muy estrecha, por el cansancio. Quizá la mente estaba cansada para las emociones pero no para la observación. Así resolví, en esas decisiones que no se preparan con reflexión, alojar los versos que me venían, en el hueco de la mano, para después escribirlos. Y así retuve:

Niebla y nieve.
Oración y alegría.
Este verso venía conmigo desde que hice oración en la mañana y la lectura unía esas dos dimensiones.

Cuando escribí los versos añadí dos más porque me parecía poco para un poema. Uno que me salió sin voluntad. Me parecía del genero surealista, y cruzando las palabras me daban un gusto muy intenso. Por ejemplo: Nieve, alegría y tango.

Y lo primero que entendí es que estos versos sin verbos invitaban a la contemplación y no a la acción.

Mandé los versos a un buen amigo. El me respondió citando los tres primeros versos, pero no el cuarto que había añadido como para redondear.

Así quedó el poema:

Niebla y nieve.
Oración y Alegría.
Tambor y tango.

Después cuando comencé a mandar estos versos alguien me dijo (pero ¿quién fue?) Estos versos preciosos parecen haiku japonés. Entendí lo que quería decir pero no busqué más.

He llegado a estas montañas hermosas y en la mesa he encontrado un libro de versos haiku de un artista vidriero portoriqueño: Eddie Ferraioli.

Me he informado en internet y aquí están las características de haiku:

Naturaleza, tal como la observa el poeta sin interpretar con emociones.
Brevedad, para retener en la memoria y saborear durante el tiempo que dura el haiku.
Concisión con dos intenciones: no suplantar la naturaleza y abrir las ventanas del lector para que contemple.

El poema haiku tiene un kigo. Una referencia explícita a la naturaleza o a una imagen o a un sentimiento. Es algo así como la clave del haiku. El poema consta de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas sin rima.

Aquí otro haiku (imperfecto) antes de leer y escribir todo  esto:

Humo vertical.
Torrente embebido
bajo las breñas.

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