En castellano eso es una mala actitud. Mirar a las nubes es estar en otro
sitio o, peor, no darse por enterado. Es parecido a mirar a otro lado.
Pero hay una expresión más contundente: ESTAR EN LAS NUBES. Que no es sino
ser inconsciente, no estar en lo que pasa o quizá no quererse dar cuenta.
Y todavía una expresión más tremenda: VIVIR EN LAS NUBES. Se aplica incluso
al que está medio loco, porque no sabe donde pisa o no se da cuenta de lo que
pasa. O anda metido en su mundo y no sale de él, quien puede saber por qué.
Incluso en el libro de los HECHOS DE
LOS APÓSTOLES se les recrimina a tan eminentes varones que estén mirando a
las nubes, cuando hay tanto que hacer en la tierra. En fin.
Pero me vais a permitir romper una lanza a favor de mirar a las nubes (ya
sé que son batallas perdidas) porque mira por donde son cada vez más los que miran
a las nubes y nos traen un espectáculo impresionante en sus fotos.
Me refiero a las fotos que editan los programas EL TIEMPO (TVE1 Y A3), ¡qué
maravilla! Esas formaciones malva de las tardes o las rojizas, topacio y carmesíes
de los amaneceres o esas nubes oscuras-grises que parecen carbón navegando por
el cielo. O esas trombas de agua que casi, casi te sienten.
Hoy todos sabemos lo que es un nimbo, o un nimbo lenticular o un rebaño de
cirros desparramado hacia el oeste.
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