lunes, 1 de septiembre de 2014

316. EL CUCHILLO DE MANGO VERDE



Es un cuchillo barato. Metal en la hoja y pasta de color verde claro en el mango.

Cuando llegué a Gamonal fui recorriendo la casa en los primeros días de estancia y en el salón de actos había un cubo con botellas de refrescos y en una mesa un par de bandejas con embutidos. En una de las bandejas estaba el cuchillo.

En Gamonal en aquel tiempo sólo había un salón de reuniones: el de la parroquia y se utilizaba para todo lo que necesitaba la gente del pueblo.

Mientras me hacía con unos cuantos utensilios para la comida diaria me apropié del famoso cuchillo. Fue el primero de la breve y austera vajilla del cura.

Pero es de esas herramientas que son buenas, que hacen bien lo que tienen que hacer sin más alborotos. Tiene el filo dentado casi en redondo y para pelar la fruta es ideal.

Al cabo de un par de días de estar allí en la parroquia vinieron a verme unas jóvenes para recoger aquellas viandas (no sé para qué reunión las habían llevado) y echaron en falta el cuchillo. Me dio vergüenza decir que lo tenía yo y además consideraba que era un cubierto barato, así que me callé.

Desde entonces es uno de los amigos diarios. Hace muchos años, quizá ocho o diez todas las mañanas me desayuno con una manzana y luego el café con leche con galletas. Ya comprenderéis con qué pelo la manzana.

Es verdad que en verano se me van los apetitos al melón para comer una buena raja en ayunas y fresquito y para eso no me sirve el cuchillo de mango verde.

Son las pequeñas historias de la vida de un cura, sus pequeñas cosas.

No hay comentarios: