Esta Semana Santa y la octava de Pascua la he pasado con una música en la
memoria. Se trata del salmo 88. En concreto, el verso que todos cantamos cada
año en la misa crismal: Cantaré eternamente las misericordias
del Señor.
Os contaré que el Señor me dado un buen oído que capta con facilidad la música,
pero también, unos canales ágiles para conducirla a la memoria. Hay músicas
que se pegan más que otras. Creo que
depende de cada uno, de su forma de ser y de sentir. Pero, ¿qué hace que una
determinada melodía salga del almacén y venga una y otra vez a la conciencia y
a la conciencia cantora? Creo que la atención que pones y la emoción que pones
son importantes para la memoria.
Cuando era seminarista tuvimos un año en que en vez de estudiar lo dedicábamos
a formarnos en la vida espiritual, aclarar si seguíamos hacia el sacerdocio y a
trabajar, porque ese año no teníamos becas. Me tocó ir a una fábrica de puertas
y ventanas (Industrias Sabater en Tortosa). Era una cadena integrada. Los troncos
de los árboles entraban a una máquina y cuando subía la fenwikc al almacén iban transformados en puertas indeformables de varios
tamaños y ventanas de muchos tipos diferentes.
En esa cadena estuve varios meses en la máquina encoladora. Se trataba de
dos rodillos encolados a través de los cuales entraban las planchas de madera
que iban a formar las dos caras de la puerta. El obrero, es el trabajo que me
tocaba, ponía las planchas a la altura de los rodillos y éstos las hacían pasar
por el pegamento. Una vez encoladas, al otro lado de la máquina había otro
compañero (a quien no veía) que colocaba la armadura y el soporte de las dos
planchas y las empujaba a la máquina que las pegaba a presión y al salir les
cortaba los sobrantes de los lados más largos de la puerta.
Aquel muchacho de 20 años se pasaba horas y horas solo en el trabajo.
Espontáneamente me ponía a cantar. No pasaba nada lo fuerte que cantara porque
el ruido de las máquinas tapaba la canción o los gritos humanos.
Recuerdo que me ponía en la imaginación un libro de canciones folklóricas,
religiosas, populares, etc. y una a una iba cantando las melodías aunque no siempre me
acordaba de todas las letras y aunque muchas veces me detenía en alguna de
ellas porque ese día me gustaba más.
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