lunes, 2 de marzo de 2015

332. PRIMAVERA


Lo primero es pediros disculpas porque hace un mes que no escribo en el blog. En mi descarga y para vuestra sentencia absolutoria sobre mí, os diré que he estado con gripe. Esa gripe de este año que no termina de marcharse (como el frío). Fiebre, cama, antibióticos, areosoles,… mucha tos y bastante afonía. Ya pasó.
Y por esta tierra a medio camino entre los Montes de Toledo y la ciudad ya llegó la primavera. Lo primero, que se deja ver son esas flores amarillas que parecen un milagro en medio de las tierras yertas: cunetas, rotondas, alrededor del olivo,…
Luego, vienen los brotes de la cebada y el trigo y en este momento, seis de la tarde, tapizan minuciosamente todo el terreno. Parece que no hubiera tierra sino una alfombra viva, apretada, ajustada a todos los límites del campo. Es brillante, pero no como las cruces que anuncian una farmacia. Este brillo es más humilde.
Luego vienen los almendros. Ahí estamos.
En los ribazos, en las cercas, bordeando los charcos, resurgiendo como burbujas prietas en medio de los campos,… No dan fruto estas primeras flores sin hojas, pero perfuman el ambiente casi, casi dolorosamente.
Y termino. Le dedico estas palabras a una buena amiga que pasa los inviernos fatal, dice que por la falta de luz. 

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