300. AMELIA

Desde que el obispo D. Braulio me encargó la catequesis de la diócesis, he mantenido una buena obra de los compañeros anteriores: reuniones anuales de catequistas por zonas. Este año, cuatro zonas. Y además hacerlo en los pueblos. De la zona La Mancha ha sido en Urda; de la zona Talavera ha sido en Cebolla; de la zona de Extremadura ha sido en Herrera del Duque; de la zona de Toledo, será en Villaseca de la Sagra el próximo 15 de marzo.

En Herrera del Duque, nos reunimos un grupo más bien pequeño de catequistas. Es casi, casi, la primera vez que lo hemos organizado, además las costumbres, el día lluvioso... Pero allí llegó Amelia, catequista de muchos años de vida y de catequesis. Para empezar me dijo: Yo soy catequista como los cazadores: cuando salta la pieza. Para continuar: No me gustan las organizaciones. Y para terminar nos declamó un poema de José María Pemán (yo no lo conocía) pero era conocido por algunos catequistas que habían asistido a otras reuniones.

Comimos de pie, en una salita de la parroquia. Las catequistas habían llevado: tortillas, magro, croquetas, gambas a la gabardina... y un flan de queso para terminar ¡Qué deciros! Al final de la comida Amelia se quitó el abrigo y con buena voz y bien  entonada declamó la poesía. Alzaba la voz, gesticulaba con las manos, bajaba la voz en un susurro, golpeaba el suelo con el pie, llamando la atención, ¡una maravilla!

Aquí os dejo con las últimas estrofas del poema (lo podéis encontrar fácilmente en internet).

Compartir quiero mis días

con otras almas hermanas

y partir mis alegrías

que, en lo que tienen de humanas

son tan suyas como mías.

Abrir a todos mis brazos

y consolar sus pesares,

y entre rimas y cantares

darles mi vida a pedazos.

Y al fin rendido quisiera

poder decir cuando muera:

Señor, yo no traigo nada

de cuanto tu amor me diera

¡todo lo dejé en la arada

en tiempos de sementera!

Allí sembré mis ardores

vuelve tus ojos allí,

que allí he dejado unas flores

de consejos y de amores....

¡ellas te hablarán de mí!