martes, 15 de abril de 2008

MANOS PARA BENDECIR


Las manos del sacerdote son el signo del sacramento. Cuando el obispo ordena a un cristiano, le llama por su nombre y le pide su respuesta, le unta las manos con el crisma. Es la señal de que las manos del sacerdote son las manos de Dios.

Y, es que la vida del cura, su existencia en todos sus detalles, es la materia del sacramento. Por eso, besamos las manos del sacerdote.

De nuevo, ayer, en san Pedro de Alcántara, todas las parroquias del arciprestazgo y con motivo de la Jornada de ORACIÓN POR LAS VOCACIONES, celebramos las bodas de oro de dos compañeros, Teodoro y Lorenzo y las bodas de plata de Vicente.

Que experiencia tan hermosa de gente cantando, participando en la escucha de la Palabra y en el alimento de la comunión. Y, luego, en el convite. La gente decía que era una pena que los cristianos nos reuniéramos tan pocas veces para celebrar.

Y digo yo, ¿será que la misa de los domingos es aburrimiento y velatorio?

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