En castellano esta expresión afirma que una persona o cosa tiene un no sé
qué. O sea, un misterio pero atrayente, un algo que me llama la atención. Y eso
es lo que pasa con Dios en nuestra cultura europea. Porque hay muchos signos de
Él, más que nada por negación y fea comparación. Os cuento.
En las manifestación de la Puerta del Sol en Madrid de los grupos
antisistema, hace unos meses, se veía una pancarta. Sobre fondo negro, letras
en blanco: NI REY NI AMO (y en otra línea), ANARQUÍA.
El mensaje de los anarquistas ha sido triple: NI DIOS, NI REY, NI AMO.
Aludiendo a los grandes poderes del antiguo régimen (antes de la revolución
francesa). Pero en esta postmodernidad los anarquistas españoles han dado por
terminado, seguramente suprimido, eliminado, el poder de Dios. Y a lo mejor es
verdad, que a Dios no se le encuentra entre los poderes.
Pero la próxima anécdota os hará sonreír. En un periódico deportivo diario
afín a un gran equipo de fútbol español venía a toda página la frase que el
periodista había seleccionado de una entrevista a un superconocido aficionado
de tal equipo. Dice: ¡GRACÍAS A DIOS QUE EXISTE MESSI! En realidad me puse un
poco colorado porque lo que venía a decir era: ¡GRACIAS A MESSI QUE EXISTE DIOS!
Pero el director por si el lector no es muy versado en jerarquías de vida
en la siguiente página, a doble cara, afirmaba en un artículo de fondo: UN RETO
PARA D10S. Evidentemente el 10 (número de la camiseta de Messi) entre la D y la
S bien se puede leer como DIOS. Y es que al citado jugador a juicio del periodista,
se le presenta el reto de comanda una operación extrahumana (cosa de ¡DIOS!)
llevar a ese club de fútbol a las cotas más altas de éxito en el próximo torneo
español 2014-15. En fin.
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