martes, 1 de abril de 2014

302. Mº ANGELES GALINO


El año 1980 comencé a trabajar en el Instituto Vocacional Maestro Ávila (IVMA) de Salamanca.

Desde el principio tuve habilidades para dos de las áreas en las que se programaban los cursos: Dinámica de Grupos y Elaboración de Proyecto de Pastoral vocacional.

Sobre la primera disciplina tenía un maestro, Javier Calvo Guinda, sacerdote y psicólogo y un amigo, Paco Gavete, operario y amigo, con los que colaboraba y de los que fui aprendiendo.

En al segunda disciplina fui desarrollando mi propia intuición y estudiando, claro.

En aquel tiempo, un compañero operario Pedro Falagán era profesor de Didáctica en la facultad de Pedagogía de la UPS y a él acudí. Me puso en contacto con los escritos de Mª Ángeles Galino.

Mª Ángeles Galino, falleció el pasado 8 de marzo a la edad a los 98 años. Era barcelonesa de origen y madrileña de adopción. Doctora en Pedagogía, fue la primera mujer en España que accedió a la cátedra universitaria por oposición en 1953, en la Complutense de Madrid.

Siendo maestra joven conoció a san Pedro Poveda fundador de la Institución Teresiana y se unió a la aventura de poner de manifiesto el valor de la vocación de la mujer y de la vocación seglar de la mujer. Fue directora de esa Institución entre los años 1976 y 1988.

En un periódico diario de hace unos días Federico Mayor Zaragoza decía de ella:

Su vocación educadora, largamente ejercida en treinta años de docencia universitaria, la compartió  con su actividad investigadora en el campo de la Historia de la Educación (...) Sus múltiples publicaciones (...) constituyen sin duda una contribución de particular notoriedad a la pedagogía contemporánea. Inició un programa de investigación integrador, poniendo de relieve las connotaciones políticas, sociológicas y culturales del proceso educativo, hasta entonces silenciadas. Este tratamiento intelectual y metodológico fue pionero en la historia de la educación española.

La percepción del fuerte cambio experimentado por la mujer en la concepción de su propia identidad, de su ser y de sus funciones en la sociedad suscitó muy tempranamente su atención intelectual y su empeño en la promoción activa de la igualdad: igualdad de derechos, de oportunidades, de funciones y situación laboral, de presencia en puestos de responsabilidad y de toma de decisiones.

Ya veis toda una mujer cristiana y militante de nuestro tiempo, educadora e investigadora, comprometida con el Evangelio por la igualdad de la mujer ¡Que goce con el Señor el fruto de sus trabajos!

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